Ser adolescente es un privilegio, aunque la literatura y el sentido común digan lo contrario. En lo que sí debemos concordar es que es una etapa difícil. Y se torna más compleja cuando los adolescentes comienzan a interactuar de manera autónoma, más independiente de sus padres, con la cultura predominante.
Y sobre adolescentes y Generación Z ( el factor cultural) se habló el sábado 4 de julio.
La actividad fue convocada por el Departamento de Intermedios del Presbiterio Quinta Región a través de Zoom y tuvo su “qué”. Se dirigió a papás y mamás que tienen la bendición de estar criando a adolescentes o se aprontan hacerlo. La exposición estuvo a cargo de la hermana Andrea Arias y en la moderatura, Vanessa Moreira y Guillermo Menares.
¿Qué es lo que hace particular a la Generación Z ? En primer lugar cabe contextualizar. La Generación Z son todos los hijos nacidos entre 1994-2010 que se caracterizan por ser nativos digitales y por relacionarse de manera distinta a la de sus padres.
En su exposición Andrea Arias comenzó por entregar las claves para entender a un adolescente nacido bajo la llamada generación cultural Z. “Es importante comprender que son personas multitareas, buscan la inmediatez, su atención sobre las cosas se extiende no más de 8 segundos, son autodidactas, amantes de los tutoriales, viven muy encerrados en sí mismos, tienen una gran fascinación por las tecnologías y son personas difícil de impresionar al momento de tratarlos en una relación cara a cara”, señaló.
Si bien la cultura es el resultado de nuestra interacción con el mundo, hay que considerar que en este relacionamiento es cuando nuestros hijos ( y todos en general) están siendo influenciados por formas de vida e ideologías.
En este punto Andrea Arias llamó a los papás a tener una actitud pastoral frente a sus hijos. “Es mucho más edificante pastorear sus corazones, en vez de enjuiciar conductas. Es más significativo observar los ídolos que están despertándose en sus corazones y ponerlos a la luz de la Palabra”.
Sin embargo, esto no significa una renuncia a la cultura predominante, sino educarlos desde muy temprano en cosmovisión bíblica. “Ellos deben conocer cuál su propósito en la vida como hijos de Dios, qué significa el que hayan sido redimidos por Cristo”.
El desafío como padres de adolescentes está en que nuestros hijos se identifiquen con la cultura de este mundo, pero de manera misericordiosa.
Al respecto Andrea Arias invitó a los papás a trabajar en conjunto con sus hijos: “Tenemos que esforzarnos por enseñarles a nuestros hijos a que pasen de ser asimiladores pasivos de cultura a ser agentes redentores de su cultura. Como padres tenemos que ayudarles a interpretar la realidad en la que ellos viven para analizarlas bajo la óptica del Plan de Redención. Es un pequeño gran paso para lograr que nuestros hijos se identifiquen con los objetivos de la misión a la cual todos hemos sido llamados”, concluyó.
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